domingo, 3 de abril de 2011

TÚ ERES EL MEJOR REGALO

Yo ya lo sabía desde hace tiempo, concretamente desde el día 30 de mayo. Pero mi mejor amigo me suplicó que no se lo dijera a nadie, y así hice. Me entregó una carta en la hora del patio, y como estábamos castigados, nadie se dio cuenta. En ella decía que no le esperara el día de mi cumpleaños porque no iba a venir. Al principio me lo tomé a broma, pero parece que iba en serio. Lo más normal el día de mi cumpleaños es que se presente la mañana anterior, lo preparemos todo juntos y que se quede a dormir; esta vez ha sido diferente, ya que no he tenido contacto con él desde que acabó el curso. Le he llamado, le he enviado millones de mensajes y no he parado de ir a su casa a ver si venía a dar una vuelta. Ni la mínima respuesta, y esto es muy raro. Tampoco sabía nada de sus padres, de hecho nunca he sabido mucho sobre ellos ( lo cual me extraña porque somos amigos desde hace años y él sí que sabe muchas cosas de mis padres). Lo único que sé de ellos es su nombre y, cuando iba a por mi amigo, les veía la cara, y nada más. No sé por qué hoy no está aquí, conmigo, hablando de cualquier cosa o viendo una película, preparándonos para el día de mi cumpleaños. Pero lo que sí sabía era que no iba a venir, y yo tenía que encontrarle. Cogí una mochila, la llené de lo imprescindible (comida, agua, mantas, ropa de recambio...) y me puse en marcha. Salí de casa y me quedé en la puerta, ¿por dónde empezar? Me quedé pensando un rato, hasta que, finalmente tomé una decisión. Empecé a buscar por todo el barrio, en cada esquina, en cada casa, hasta el mínimo ladrillo, y nada. Parece que ha desaparecido del mapa sin dejar rastro. Ya no sabía qué hacer, me quedé en el bordillo de una calle que desconocía; estaba a punto de tirar la toalla.
Las horas pasaban lentas, y cada una que pasaba me iba quitando la esperanza. Me quedé allí, pensando qué iba a hacer sin mi mejor amigo. Pero, de repente, una foto se puso ante mí como por arte de magia. Era un anuncio de la nueva carpintería del pueblo, en el cual había una cabaña de madera.. La vi y me acordé de algo:'' Si algún día quieres quedar conmigo y no estoy en casa, búscame en nuestra cabaña en el campo, porque estaré allí recordando todos los buenos momentos que hemos pasado juntos''. Allí es donde estaba, y yo no me había dado cuenta hasta entonces. ¡Qué fallo! Me fui corriendo al campo de mis vecinos, que es donde teníamos nuestra cabaña. Al llegar, entré tan apresuradamente que casi me como el suelo. Busqué en cada rincón de la casita de madera, pero desgraciadamente allí no había nadie. Todo estaba tal y como lo dejamos la última vez, solo que más sucio. Cuando pasó un rato,  me di cuenta de que encima de la mesa había una carta. Me acerqué para verla y, como había supuesto, era suya. En ella decía que no me preocupara por él, que estaba en un lugar mejor ahora que se había ido de este mundo (al leer esto casi me entró algo, pero seguí leyendo), que él no era como yo. Era un extraterrestre, de una galaxia muy lejana a la nuestra. Me dijo que había vuelto a su hogar porque se sentía mal en la Tierra, no se había acoplado del todo pese a los años que llevaba aquí. Le sentaba fatal tener que dejarme, pero era mejor para él abandonar la Tierra  durante un tiempo, para llevar su antigua vida en su mundo. Yo también opinaba lo mismo. En el último párrafo, ponía que no era un adiós, sino un hasta pronto. Y eso me dio muchas esperanzas.
Ahora, es mi cumpleaños, y cuando tenga que soplar las velas, pediré un deseo: que allá donde esté, espero que sea feliz, porque para mí su felicidad es el mejor regalo que podrían ofrecerme.
                                          FIN                                                                                      DE       LUNA.

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