martes, 1 de febrero de 2011

BETTY LA RARA (2)

Betty estaba en su cama, pensando qué iba a hacer cuando viera a Peter la mañana siguiente. Por un lado no quería parecer demasiado entusiasmada, pero por otro, no quería que Peter pensara que no le importaba. Como sus compañeros de clase pasaban la mayor parte del tiempo metiéndose con ella, nunca se acercaba demasiado a ellos y todo esto era una gran novedad para ella. Normalmente, Betty no perdía el tiempo: en sus ratos libres leía libros, estudiaba, buscaba ejercicios en internet de cualquier asignatura o dibujaba (lo cual le salía muy bien). Pero esa tarde no tenía ganas de hacer nada, simplemente quería pensar. Pero su madre la interrumpió llamándola para cenar y, sin ganas, se dirigió al comedor. Al acabar de cenar se fue a dormir.
A la mañana siguiente se levantó con pereza, pero tenía más ganas que nunca de ir al instituto. Se sentía como otra persona totalmente diferente, la amistad de Peter era lo mejor que le había pasado en su vida. Cuando se vistió y desayunó, salió de casa. Por el camino, se encontró con la persona más desagradable que Betty conocía: Patricia Patterson, la chica más popular de la clase. Cada vez que ésta veía a Betty le insultaba y le humillaba delante de todo el mundo. Patricia se acercó a Betty y le dijo:
   -Bueno, bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? Es la amiguita y futura novia de Peter, si no me equivoco.
   -¿Futura novia? No sé de qué me estás hablando.
   -Oh, lo siento. ¿No te lo habían dicho ya? ¡Pobre, pobre Betty!
   -¿Decirme qué? Peter y yo somos amigos, y nada más.
   -Peter nunca tiene ''amigas''. Cada chica que se ha aproximado a menos de un metro de él ha acabado siendo su novia. Siento que te hayas enterado a estas alturas, querida, pero es así. Yo misma he vivido esa experiencia, y como experta te aconsejo que no te acerques a él, es peligroso y te hará daño.
    -¿Hablas en serio? Es que creo recordar que la última vez que te hice caso acabé sin pantalones delante de toda la clase, ¿te acuerdas de cuando teníamos tres años? Y no me creo que Peter sea de esa clase de chicos. Si lo fuera no me habría dirigido la palabra ayer por la mañana, supongo yo.
    -¡Supones mal, muy mal! ¿No te das cuenta de que ese es el primer paso? Después irás cayendo en sus trampas, te dirá que te quiere y ¡PUM! ya estás en sus redes. Después se buscará otra chica a la que hacerle lo mismo y te dejará el corazón en pedazos. Sin duda, solo te busca para que seas una más en la lista de sus conquistas.
    -Mira, no sé si lo que me cuentas es verdad, pero yo confío en Peter y, cuando me engañe, me uniré contigo  al ''club de sus conquistas''. Mientras tanto, de quién me mantendré alejada es de ti. Adiós.
Patricia no le contestó, se limitó a hacer un movimiento con la cabeza y se marchó muy enfadada. En cambio, Betty se sentía feliz y satisfecha consigo misma pues, por primera vez en su vida se había enfrentado con aquella persona que siempre le intimidaba. Al fin en la puerta del instituto, se reunió con Peter y entraron juntos dentro. Patricia los miraba con recelo y, de vez en cuando,  intentaba llamar la atención de Peter, pero éste no le hacía ni caso. Parecía que solo tuviera ojos para Betty. Lo cual ponía a Patricia muy histérica y se notaba que en sus ojos, un destello de celos resplandecía al pasar a su lado.
En la última clase, cuando quedaban unos cinco minutos para acabar, Betty notó que algo golpeó su espaldas: era una nota de Peter. La leyó en voz baja: ''Betty, si te gusto de verdad espérame en la puerta del instituto al salir de clase. Y si no te gusto, olvida la nota y continuaremos siendo amigos. PETER''. Betty tenía muy claro que tenía que acudir pues, aunque empezaron siendo amigos hace poco, es como si se hubiese creado un especie de lazo entre ambos. Sonó el timbre y salieron de clase. Betty esperó y al final Peter apareció entre la multitud de gente que salía del instituto. Se alejaron de la puerta y entraron en un callejón. Peter le pidió a Betty que cerrase los ojos y poco a poco se fue acercando a ella. Finalmente la besó. Pero Patricia Patterson pasaba por allí en esos momentos y se lo contó a todos con los que se iba cruzando.
A la mañana siguiente, en el instituto, todo el mundo se burlaba de ellos cuando pasaban cogidos de la mano. Para cualquier persona eso sería una pesadilla, pero ellos aguantaban las burlas. Gracias a eso se demostraban a cada minuto que pasaba, lo mucho que se querían.
                                                                                                          FIN                                 DE LUNA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario