Al día siguiente, Ana entró en la habitación de la tía Sarah, y vio a su gata tumbada en el cojín. Entonces supo que no eran fantasmas los que se sentaban sobre el cojín. Después de desayunar, Ana salió al jardín. Vio una casita, y se la quiso quedar para su centro de investigaciones. Así que no dudó en decírselo a su madre, y esta aceptó.
Ana pasó el día sentada en una silla de su centro de investigaciones, hasta que en un manzano vio una sombra de un niño.
-Te estoy viendo, ladrón de manzanas.
-No las estoy robando, solo que no sabía que habéis habitado esta casa. Antes le perteneció a Sarah Pinker…
-Sí ya es mi tía, bueno era. ¿Y qué?
-Pues que me gustaba sentarme aquí. Soy Robbie.
- Y yo Ana. Soy detective y estoy buscando casos que resolver.
-Sí claro, y yo soy…
-Es verdad. Si no te lo crees no te lo creas nadie te obliga.
-Vale, vale.
-Hola, soy la señora Soce. He leído tu cartel, y tengo un caso para ti. Verás, hace tiempo mi perro ha desaparecido. Se llama Chuche.
-¿Tiene fotos del perro?
-Sí, quédatelas.
-Espero que me ayudes en este caso, Robbie-dijo Ana.
-No creo que siempre pueda, pero Lorelai podrá.
-¿Quién es esa?-preguntó Ana-señora Soce, no se preocupe, le traeré su perro.
-Gracias muchacha. Te lo compensaré.-dijo la señora Soce
En ese momento, Robbie llegó con un gran danés y dijo:
-Ésta es Lorelai. Te la doy hasta que encuentres el perro de la señora Soce.
-Vale, gracias Robbie. Selo prometo señora Soce-dijo Ana, pero la señora ya se había ido.
DE DOMIN
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