viernes, 4 de marzo de 2011

TRAGEDIA EN EL AUTOBÚS









Un niño está sentado en el autobús junto a un hombre, un poco harto del niño que le está dando la brasa.
  • ¿Qué quieres que te diga Pepe, porque te llamas Pepe, no? Yo creo que mis padres van a su bola, no me piden mi opinión, y aunque sea un niño te aseguro que mi opinión es muy madura. Bueno, no nos enrollemos, que si no se nos echa el tiempo encima y tu parada es la siguiente, ¿verdad?
En esto que el hombre se le queda mirando al niño, y, sin chistar, se va a sentarse a otro sitio, no muy próximo a Samuel, el niño que estaba compartiendo parte de su vida con el desagradable hombre.
  • ¡Pero Pepe no te vayas que no he acabado, y no hemos llegado aún a tu parada¡
Samuel, cabizbajo, piensa en qué es lo que ha hecho para espantar al hombre cascarrabias.
  • Sigue contándome la historia a mí, si quieres, he seguido tu relato desde el principio- dijo un joven de unos 16 años, sentado en frente de Samuel- decías que tu opinión no le valía a tus padres.
  • Es cierto- dijo Samuel- para ellos es como si no existiera. Yo antes iba al colegio andando, pero desde que nos cambiamos de casa y colegio, éste último queda muy lejos de mi casa, y tengo que coger el autobús.
  • Yo también subo en este autobús todos los días, y me deja al lado de mi puesto de trabajo.
  • ¿Pero tú ya trabajas?¿Tan joven? No puede ser…
  • No quise estudiar, mi infancia fue difícil, mis padres se separaron cuando yo tenía 5 años. Desde entonces mis padres se odian a muerte.
  • ¿Y por qué se separaron?
  • Porque nunca estaban de acuerdo en nada, estaban las 24 horas del día discutiendo, y a veces discutían por cosas tan estúpidas que yo no podía ni creérmelo.
  • A mis padres eso no les pasa, nunca discuten, siempre están los dos de acuerdo, da gusto verlos, aunque eso conlleva que cada vez que uno dice algo, por muy inútil que sea, se debe hacer, y como mi padre le dijo un día a mi madre que si nos cambiábamos de casa para cambiar de aires, aunque no sé que tenían de malo los aires de la costa del Mediterráneo, daba gusto levantarse y ver el mar tranquilo, y su sonido, era tan relajante, era como estar en el cielo. Y ahora vivo en el extrarradio de Madrid, y en Madrid, como tú bien sabrás aunque no hayas acabado tus estudios, no hay mar. Madrid es algo muy triste, y más si estás en zona de obras, que hoy en día, es muy fácil vivir en una zona en obras en Madrid. Me hubiera gustado quedarme allí, en Valencia.
  • Yo nunca he salido de Madrid, nunca he ido de vacaciones a ningún sitio con mis padres, ni con nadie.
  • Bueno, lo siento, esta es mi parada, nos vemos mañana, ¿vale?
  • Por supuesto, mañana nos vemos.




  • Hola Samuel.
  • Ah hola, otro día más aquí, bueno, vamos a seguir charlando. Empezaremos por donde nos quedamos ayer. ¿Oye, a dónde hay que ir para que te den la manta esa tuya?, porque yo tengo un frío en este autobús. Dichoso autobús, en Valencia son mucho mejores que aquí, y la gente no es tan asquerosa.
  • ¿Por qué dices eso? Yo soy de Madrid, y no creo que sea un asqueroso, yo siempre intento ser amable con la gente.
  • No, no, si no lo digo por ti, lo digo porque ayer, al volver del colegio, que normalmente viene mi hermano mayor a recogerme en su “nuevo” coche, un niño me empujó, todo hay que decirlo, sin querer, pero no me ayudó a levantarme, y encima, en lugar de pedirme perdón, se rió de mí. Si mi hermano hubiera visto eso, ese papanatas se hubiera enterado, pero por desgracia en ese momento estaba ligando con una chica.
  • Bueno, de esos, hay en todos los sitios.
  • ¿De los que empujan y se ríen? Ya pero…
  • No, no, me refiero a los hermanos que defienden cuando toca a sus hermanos menores, como yo.
  • ¿Tú tienes hermanos? Tenía uno. Un día fui a la puerta del colegio, a recogerlo, y apareció la chica que yo amaba desde siempre, la Paqui, que salía con el Rulas, en ese momento, y me giré a hablar con ella, cuando mi hermano salió me llamó y me dijo que nos fuéramos, y yo le grité y le dije que se fuera sólo a casa sniff. Cuando llegué a casa mis padres me preguntaron por mi hermano, que no había llegado a casa, y yo me asusté y les expliqué lo sucedido. Salimos a buscar a mi hermano, y lo encontramos, muerto, había caído por un barranco, el pobre carecía de buena vista y no había percibido ese gran hueco en el suelo.
Mis padres se enfadaron mucho conmigo y me echaron de casa sniff. Te he engañado, mis padres no discutía entre ellos, porque todo me lo guardaban para mí. Las antas es lo único que tengo, no salgo del autobús, y si salgo, es para pedir algo de dinero sniff. Odio mi vida. Esa es mi historia.
  • Madre mía que trágico todo. Un momento, ¿me has dicho que me has mentido?
¡Eso si que no¡ No tolero que me mientan, antes prefiero que me peguen, y además, tengo cambios repentinos del humor, como este, ¿por qué? Porque estoy muy loco. Yo sí que necesito un psicólogo y no el niño este del libro que me estoy leyendo del Negocio de Papá. Anda y sigue por tu oscuro camino, y a mí, no te acerques.
- Pero… Samuel, oye tranquilo tranquilo. ¿Estás mareado? ¿Por qué echas
Espuma por la boca? ¿Samuel? ¿Samuel? ¿Me oyes?
  • Escuche soy médico, y creo que no puede hacer nada por él, ni usted, ni yo ni
nadie. Ciérrele los ojos y llamemos a algún conocido del fallecido…
  • No logro entenderlo. ¿Será que no puedo tener cerca un niño? ¿Será que soy yo
como lo contrario a un amuleto para los niños? No lo sé.
  • Hola, me llamo Daniel, pero todos me llaman Dani.
  • (Es el momento de comprobarlo) Hola Dani, ¿qué tal?...



FIN









Madiba98

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