viernes, 28 de enero de 2011

GORLIAN



Después de semanas interminables viajando por galaxias desconocidas, llegue a mi destino, Gorlian. Era el planeta más frío en el que había estado, el suelo era de hielo color esmeralda, con inmensos bosques de robustos árboles llenos de flores brillantes.

Yo estaba allí por una misión, encontrar vida en Gorlian. Así que empecé la búsqueda. Recorrí todos los rincones de aquel enorme bosque pero allí no había nada, estaba muy cansada, y me senté en una roca que había junto a un lago.

El agua del lago era transparente, pero tampoco se veían peces ni nada parecido. Me acerque para asegurarme y me pareció ver una enorme puerta escondida entre las algas.

No tenía nada que perder, así que me sumergí en las frías aguas del lago y comprobé que se podía respirar y que no tenía frío. Me encontraba delante de una enorme puerta de cristal, intenté abrirla y cedió con facilidad. Cuando entré en aquel lugar, supe que mi misión había terminado y que aunque ya podía volver a casa había encontrado mi hogar. Me quede y aprendí a vivir con los gorlianos, preciosas criaturas de piel verdosa y suave que pese a su frío aspecto me acogieron amablemente.

Y ahora, después de 60 años, la misión que desde la Tierra me encomendaron sigue abierta… y me siento con el deber de escribir esta carta y comunicar lo que pasó en realidad.



AITA

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