viernes, 28 de enero de 2011

UNA HISTORIA ESPACIAL


Mi familia y yo hemos planeado hacer un viaje a Marte ya que unos familiares nuestros viven allí (ya sabéis que los seres humanos hace más de 2.000 años nos mudamos una parte de la población a Marte porque ya no cabíamos en la tierra ) bueno como iba contando el día que quedamos para partir, nos despedimos de todos los amigos por un tiempo , bueno todo el rollo ese de las despedidas tu ya sabes de que te hablo.
A mitad del viaje cuando todos estábamos de lo más a gusto notamos que la nave empezaba a coger velocidad entonces, fuimos al ordenador central y lo que pasaba era que estábamos entrando en un agujero negro. Al cabo de unos minutos todos nos habíamos desmayado. Cuando me desperté me asusté mucho al enterarme de que el resto de los tripulantes de la nave seguían inconscientes.
De pronto vi a lo lejos un pequeño planeta que a medida que la nave se acercaba iba creciendo en tamaño ( retiro lo dicho el planeta no era pequeño, ni grande, sino gigante). Al aterrizar bajé enseguida para buscar ayuda para mis familiares mi hermano, mi hermana, mi cuñado y sobre todo mi marido. Al bajar de la nave lo que más me sorprendió fue la densa niebla, pero yo como tengo las ideas claras seguí caminando. Pasé por delante de una especie de árbol pero con la copa casi tocando tierra y el tronco en lo más alto, después rodeé un lago con unos peces que me sorprendieron demasiado para no tener ya nada de miedo pues tenían TRES ojos.
Cansada de caminar más de media hora, me senté encima de un tronco tumbado en tierra de entre la selva. Cuando me sentí lo bastante descansada me dispuse a seguir, pero un ruido estremecedor me dejó paralizada, me fijé en el árbol de donde provenía el sonido y de pronto, silenciosamente apareció un tipo de monito muy chiquitín con una naricita rosita y chiquitita.
Me acerqué a el con intención de acariciarlo, cuando de pronto se puso a hablarme en mi propio idioma. Me dijo que sabía quién era yo y que conocía toda mi historia y la de todos los seres humanos. También me contó que para lo feos y extraños que éramos, teníamos bastante inteligencia. Aún así, nuestra sociedad estaba poco evolucionada. Acabó diciéndome que no tuviera miedo, que me cuidaría y que me enviaría junto con mi familia de nuevo a casa, en una nave ultra moderna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario