ROBIN HOOD

Robin estaba en el bosque de Sherwood, cazando, intentando olvidar los problemas ajenos por un momento, pues siempre se estaba preocupando por los demás. Acercándose a Nottingham oyó un sonido de campanas y fue a ver lo que pasaba. Era el sheriff con un hombre encapuchado a su lado. No se le veía el rostro pero diferenciaba, por su forma de vestir, que no podía ser una mujer. El sheriff ordenó que se inclinaran porque, según él, el invitado era un hombre muy importante. A continuación, el sheriff y el extraño se fueron al castillo. A la mañana siguiente, Robin Hood fue al bosque de nuevo y se encontró con un arquero cuya cara le resultaba muy familiar. Era un antiguo compañero de Robin, y también se parecía mucho al hombre que el sheriff invitó. Robin quería llamarlo pero su nombre nunca supo, aunque se hacía llamar “el arquero gris” porque siempre llevaba una camisa de este color. Éste traicionó a Robin unos trece años atrás cuando lo abandonó a su suerte en una cueva oscura con unos osos muy peligrosos, especialmente porque estaban defendiendo a sus crías, habiendo jurado que lo protegería. Después de aquello no volvió a pronunciar su nombre (o al menos su apodo). Robin no pudo evitarlo y cogió una flecha y se la clavó con sus propias manos. Pero por desgracia el sheriff lo vio todo y fue a contárselo al rey. Éste lo desterró de Nottingham y tuvo que adentrarse en el bosque. Subió a un árbol muy alto donde se veía hasta más allá de Nottingham. Allí vio muchos carteles donde ponía: “SI VEN A ESTE HOMBRE AVISEN AL SHERIFF”.

Robin se quedó pensando, ¿ por qué el sheriff trajo a su viejo compañero a Nottingham? ¿Por qué estaba en el momento más inoportuno? Y lo más extraño, ¿por qué dijo que era importante?

¡BAM! Se había dado tan fuerte en la cabeza que se había caído del árbol. ¡Ya lo entendía todo! El sheriff sabía el odio de Robin hacia el arquero gris y le tendió una trampa. Pero sabía que sería muy peligroso volver a Nottingham para explicárselo al rey.

LUNA