martes, 30 de noviembre de 2010


EL    REY    DE   LOS   DIABLOS

-¿Vaso de agua listo?
-Sí-dijeron todos mis amigos a coro.
-¡Entonces dadme el último bocado de pan para comer!-volví a gritar/ordenar yo.
-¿Integral o barra rústica?
-Barra normal. ¡Barra de pan normal y corriente!-volví a mandarles.
Mis amigos me estaban ayudando a sacar buena nota en los exámenes finales, y si sacaba más de ocho, mi madre me prometió que iríamos a visitar casas aztecas este verano, y como yo quería, tenía que esforzarme mucho.
Pasaron los exámenes, y saqué un 10 en todos, que eso se lo tuve que agradecer a mis amigos, y se vinieron conmigo a América.
Llegado allí, acampamos en un bosque, y mañana iríamos a ver una ciudad maya (la primera).
Dormí, y soñé que cerca del sitio había un viejo cementerio, con una casa iluminada por la noche. A medianoche me desperté por culpa de los sonidos de un búho. Salí de mi tienda para hacerle algunas fotos. Pero lo que de verdad me distrajo fue una luz de una casita. Me vestí, cogí una mochila, puse en ella una linterna y un bocadillo.
Iba directo hacia esa casa, pero no quería, era como si estuviera hipnotizado.
Al aproximarme, me di cuenta que era como si una capilla de un cementerio, ¡Era al igual que mi sueño!
Entré y vi una señora vieja que me miraba y dijo:
-Niño, te estaba esperando, y para eso hice vudú, para que vinieras y me ayudaras antes de que el viejo Ojeiv encuentre mi libro mágico de hechizos. Mira niño, puede ser que no sepas la importancia de esta misión, pero los hechizos son de más viejos de la época de la edad antigua.
-¿Qué?-dije sin saber que decía exactamente.
-A claro, se me olvidó darte el líquido para que no estés hipnotizado-dijo dándome un líquido, el cual me lo bebí, recobré mi estado, y decidí ayudar a la abuela. Y le dije:
-¿Por qué soy yo el elegido?-pregunté.
-Porque fuiste tu quien derrotó a mi herman… Esto… A la Gumersinda.
-A, ¿Puedo traer a mis amigos?
-No, no puedes. Mira aquí tienes el mapa. El sitio está detrás de esa colina. Si no llegas antes con el tesoro antes del amanecer, te convertirás en chica.
Por un momento pensé que la vieja esta estaba flipando con su vudú, pero inicié el viaje.
Al pasar la colina, me di cuenta que estaba en un sitio con dos árboles, donde habían unas inscripciones. La  primera decía: SI DECIDES SOBREVIVIR, TÍRATE AL AGUJERO, Y VISITA AL REY DE LOS DIABLOS, y el segundo decía: SI DECIDES NO VERTE CON ESE MONSTRUO, SUICÍDATE EN ESTE POZO. Yo elegí encontrarme con el Rey de los Diablos, que a partir de ahora en este relato llamaré R.D.
Me tiré. Era un agujero bastante largo, ya que duré cinco minutos exactos en tocar el suelo, donde había un colchón lleno de polvo debajo, y tosí.
De repente vi un camino, en el que ponía: DIABLOS (INFIERNO), y otro en el cual ponía: MUERTE. Seguí el primero. Para llegar hasta los diablos tuve que cruzar un puente el cual lo rodeaba lava, que al llegar se rompió. Tuve que resolver un acertijo para abrir la puerta para llegar al enorme castillo de los diablos. El acertijo era fácil, lo habíamos estudiado en el colegio en historia y era el siguiente: AL   AMANECER   CAMINA    A    CUATRO    PATAS,   AL    MEDIODÍA    CAMINA    A    DOS    PATAS,    Y    AL    ATARDECER    CAMINA    A    TRES    PATAS.   ¿DE   QUÉ   ANIMAL    SE    TRATA?
Estaba más claro que el agua. Era el hombre.
Al diablo le derroté fácilmente. Todo ocurrió así: Yo llegué, no quería que se enterara nadie, así que fui de puntillas, pero se me calló el crucifijo que me dio mi abuela antes de morirse, y un guardia me pilló cogiéndolo, y quemó con su mirada mi crucifijo, y me llevó ante su rey.
Entonces el rey me dijo:
-Te dejaré libre, pero me tienes que dar fecha para que un día de estos pase a recoger tu alma, para que trabajes eternamente en el infierno, por haberte atrevido a entrar aquí.
-Vale, pero dame el libro de hechizos, total si tendré que volver. A, y puedes venir a por mi alma cuando todas las hojas de los árboles se caigan.
El diablo sin saber que le acababa de engañar aceptó, y de alguna forma mágica aparecí en mi tienda de campaña, con mis amigos, pero sin ningún libro, pero eso sí, en otoño vino un niño a mi casa diciéndome:
-He venido a por tu alma.- entonces me acordé y le dije.
-No, no, no. Los abetos, por ejemplo, aun tienen sus espinas, que eso son sus hojas. Te precipitas demasiado.
En verano volvió, y le volví a decir:
-Fíjate en los árboles, si ahora es cuando todos tienen ellos sus preciosas hojas.
Entonces el diablo se dio cuenta de que lo había engañado, se tiró de los pelos, salió humo de él, y cuando el humo desapareció, tampoco estaba el niño, y sin ninguna preocupación, cerré la puerta de mi casa y me conecté al tuenti…                                                                                  
                                                                                           
                                                                                                       DE COMMANDER
                                                                                               

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